El Brexit en su contexto
junio 20, 2016
Dentro de una semana, los británicos acudirán a las urnas para determinar si el Reino Unido permanecerá en la Unión Europea. Este referéndum ha captado tanto la atención de los inversores como del público que se han acuñado nuevas palabras para describir las posturas opuestas, "Brexit" para salir y "Bremain" para quedarse. En términos puramente económicos, la salida de la Unión Europea podría empujar a Gran Bretaña, quinta economía mundial y segunda de la UE tras Alemania, a la recesión.
Aunque las estimaciones del impacto del Brexit varían mucho, son uniformemente negativas. El Reino Unido, junto con Estados Unidos, ha sido una de las economías desarrolladas más prósperas de los últimos años. Sería lamentable que este progreso se invirtiera. Con las encuestas actuales indicando que una pequeña mayoría de los votantes está a favor del Brexit, las preocupaciones sobre la soberanía y la política populista han ganado terreno sobre el análisis económico.
Los detalles sobre cómo se retiraría el Reino Unido de la UE son ciertamente turbios. Si se aprueba el Brexit, será necesaria una larga negociación. La única nación que se ha retirado de la UE hasta ahora ha sido Groenlandia, en 1985, debido a una disputa sobre los derechos de pesca. Con una población de poco más de 50.000 habitantes, es comprensible que muchos no tomaran nota de la salida de Groenlandia. Dado que Londres es el centro corporativo y bancario europeo por excelencia, está claro que hay mucho más en juego, aunque los pescadores del Reino Unido podrían estar encantados con un Brexit. Como los acuerdos comerciales, de viajes y de inmigración se verían alterados, muchas empresas podrían reducir sus operaciones en el Reino Unido para trasladarse al continente. Los inversores extranjeros serían sin duda más reacios a comprometerse y el mercado inmobiliario londinense sería otra probable víctima.
Es importante recordar que el Reino Unido nunca adoptó el euro y conservó su propia moneda, la libra, lo que limitará los trastornos. Por lo tanto, los peores escenarios que circulan ahora bien podrían tener motivaciones políticas. No obstante, está claro que el Brexit dificultará aún más el crecimiento mundial, que cojea al 3% en el mejor de los casos. En Estados Unidos, es probable que el impacto sea contenido. Los motores del crecimiento económico en este país están vinculados en gran medida al consumidor estadounidense y deberían permanecer intactos. Una nueva ralentización del crecimiento mundial obligará a los inversores, así como a la Reserva Federal, a seguir recalibrando a la baja las previsiones de tipos de interés. La incertidumbre en el exterior animará aún más a los inversores, tanto extranjeros como nacionales, a centrarse aquí, en los buenos y viejos EE.UU. de A.
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